14 jun 2009

El Mundo

Este texto lo escribí cursando tercer año del polimodal en base a una maqueta. Los cuales, ambos (maqueta y texto), fueron expuestos en una muestra.

Y entró sin golpear. Y la buscó desesperadamente como si el cuarto fuese el planeta. La tele estaba encendida, los tres chiflados hacían de las suyas y él pensaba: se la llevaron, nunca más va a volver.
Se recostó en la cama a pensar, a recordar o quizá, simplemente se recostó. Nuevamente, ese cuarto se hizo un mundo, se hizo SU mundo. Sin pensarlo se levantó, diciéndose a sí mismo que la iba a buscar, que la tenía que encontrar. Y se fue, y el mundo quedó sólo...
Todas las noches, cada maldita noche, volvía a su mundo y cada noche, los tres chiflados seguían haciendo de las suyas. Mientras él repetía: se la llevaron, no va a volver.
El día siguiente, como uno y cada uno de los anteriores, se levantó y (se) dijo que la iba a buscar, que la tenía que encotrar. Pero esa noche el cuarto no era su mundo, no era el mundo. Los tres chiflados se habían ido a descansar.
Esta noche el mundo se quedó sólo otra vez. Pero esta vez, para siempre.

Fló Gaia

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