Este texto fue creado hace algún tiempo atrás. Si bien no es de mi agrado lo quiero compartir ya que me gusta compartir no sólo lo que yo considero "agradable".
Desde acá veo que el problema no son las preguntas sino las respuestas. Saber buscarlas, encontrarlas, digerirlas o rechazarlas y seguir buscando. ¿Cómo aprender esto? y ¿si elijo mal, si me equivoco? "Escucha a tu corazón" dice una canción... pero cómo entenderlo si "el corazón tiene razones que ni la propia razón entiende", dice otra.
Desde el instante que nos hacemos este infinito cuestionario aparece alguien que, desde chicos, nunca nos abandonó: el MIEDO. Miedo a lo seguro, a lo inseguro, a lo cierto e incierto, al cambio, a la diferencia, a la rutina, al pasado, al presente, al futuro, al todo, a la nada...
Muchas veces las cosas que hagamos y/o tengamos no nos alcanza para "llenar" esa bolsa de respuestas, ese tan horrible vacío. Los seres humanos somos así, conformistas, inconformistas, queremos, no queremos, empezamos, dejamos, llevamos, traemos. Tenemos una dualidad contradictoria y complementaria. Somos extremistas, exagerados, fanáticos y hasta quizá, un poco enfermos. Tenemos el ying pero también tenemos el yang.
Alguien me dijo una vez que vinimos al mundo en busca de felicidad, nacemos, vivimos y morimos por ella. Muchos se van sin saber qué es la felicidad, sin haberla encontrado, sin sentirla, sin olerla. Sin siquiera rozarla con la punta del dedo. Están aquellos que viven hasta la mitad de sus vidas buscando (su) felicidad y se rinden, ya que los vence el miedo, lo inseguro, lo incierto y prefieren conformarse con esa "felicidad" que nos venden o que muchas veces nos vendemos a nosotros mismos. Pero están aquellos que pudiendo no haberla encontrado viven y (des)viven buscándola en cada momento, en cada rincón, lugar, objeto, persona o animal.
No nos olvidemos de aquellos que aseguran ser felices. Nadie se los puede refutar si al fin y al cabo la felicidad es algo por demás subjetivo. Como preguntar qué es el amor. Por eso sostengo que surgirán tantas preguntas acerca de ella. ¿Qué es? ¿qué se siente? ¿es un momento? ¿dura toda la vida?¿somos realmente consientes cuando somos felices? o ¿pasará por el inconsciente y por eso no lo percibimos?.
Demasiadas cuestiones sin concluir, sin cerrar, sin acabar, sin nacer, sin morir. Jamás se van a cerrar (¿acaso alguien es dueño de LA verdad?) . Pero para llevar todo esto sin sentir una carga pesada en los hombros lo mejor sería buscar, analizar, estudiar, ver, probar, sentir, digerir, vomitar, rechazar, escupir y seguir buscando. Buscar, buscar, buscar...
Quizá la felicidad esté ahí, en la búsqueda, en la experiencia, en el día a día, en los errores, en los aciertos, en el presente y hasta en nosotros mismos.
Fló Gaia
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